Caracas, Venezuela.- Titulares como “15 muertos diarios durante fin de semana en Caracas” ya no es algo de sorprender para todos los Caraqueños. Tampoco se nos hace difícil tener alguna persona cercana o un simple conocido que haya sido víctima del hampa.
Ya estos antisociales no se conforman con robar, regularmente optan por una segunda opción como matar a su victima... Dar “todo lo que tienes” no es seguridad de “un buen trato” por parte de estas “personas”. El mito popular de que “el que roba lo hace por necesidad y no porque le gusta” queda en duda al darse una demostración de que hay un resentimiento social por el que tiene más que tú, y quitarle la vida es una victoria más para “la guerra de clases”.
A todo esto se le suma los enfrentamientos entre sectores de un mismo barrio, la lucha entre pandillas es algo que afecta a toda la comunidad. La más común de las razones es venta de drogas, tiroteos entre pandillas por ver quien tiene mas poder, es algo que debería ser controlado por los organismos de seguridad del estado.
Queda claro que ni los mismos ciudadanos tienen confianza en los organismos de seguridad que deberían velar por su bienestar, ya que estos, en ocasiones, son más peligrosos y más tramposos que los mismos delincuentes. Son lo que se dice “un malandro con poder”. Dicho todo esto, se puede observar cómo esta degradación dentro del organismo no solo se limita al de más bajo rango, a medida que subimos en esta escala es peor. Ya no hay instituciones donde se puedan denunciar situaciones irregulares, y medios de comunicación del Estado hacen caso omiso de todo aquello, dándolo a conocer como “guerra mediática” subsidiado por la CIA directo desde los Estados Unidos con fines desestabilizadores.
Muchos son los mecanismos propuestos para erradicar la delincuencia, algunos se hacen notar como el “Plan de seguridad 180 Grados” implantado en Chacao pero del cual todavía se esperan frutos en el municipio Sucre.
Todas estas son razones por las que El Movimiento Estudiantil lucha en cada marcha, en cada concentración, pero la reacción de los que deberían tener la responsabilidad de solucionar estos problemas es totalmente insensata. Es tratado como golpista, desestabilizador, y lo más incoherente es que es constantemente vigilado por cientos de policías, en ocasiones superior al número de protestantes. Algo sale a la luz, y es que mientras policías reprimen manifestaciones pacificas estudiantiles, no hay policías buscando ladrones, homicidas y vendedores de droga en los barrios donde realmente se necesitan.
Reynaldo Duran.
Ya estos antisociales no se conforman con robar, regularmente optan por una segunda opción como matar a su victima... Dar “todo lo que tienes” no es seguridad de “un buen trato” por parte de estas “personas”. El mito popular de que “el que roba lo hace por necesidad y no porque le gusta” queda en duda al darse una demostración de que hay un resentimiento social por el que tiene más que tú, y quitarle la vida es una victoria más para “la guerra de clases”.
A todo esto se le suma los enfrentamientos entre sectores de un mismo barrio, la lucha entre pandillas es algo que afecta a toda la comunidad. La más común de las razones es venta de drogas, tiroteos entre pandillas por ver quien tiene mas poder, es algo que debería ser controlado por los organismos de seguridad del estado.
Queda claro que ni los mismos ciudadanos tienen confianza en los organismos de seguridad que deberían velar por su bienestar, ya que estos, en ocasiones, son más peligrosos y más tramposos que los mismos delincuentes. Son lo que se dice “un malandro con poder”. Dicho todo esto, se puede observar cómo esta degradación dentro del organismo no solo se limita al de más bajo rango, a medida que subimos en esta escala es peor. Ya no hay instituciones donde se puedan denunciar situaciones irregulares, y medios de comunicación del Estado hacen caso omiso de todo aquello, dándolo a conocer como “guerra mediática” subsidiado por la CIA directo desde los Estados Unidos con fines desestabilizadores.
Muchos son los mecanismos propuestos para erradicar la delincuencia, algunos se hacen notar como el “Plan de seguridad 180 Grados” implantado en Chacao pero del cual todavía se esperan frutos en el municipio Sucre.
Todas estas son razones por las que El Movimiento Estudiantil lucha en cada marcha, en cada concentración, pero la reacción de los que deberían tener la responsabilidad de solucionar estos problemas es totalmente insensata. Es tratado como golpista, desestabilizador, y lo más incoherente es que es constantemente vigilado por cientos de policías, en ocasiones superior al número de protestantes. Algo sale a la luz, y es que mientras policías reprimen manifestaciones pacificas estudiantiles, no hay policías buscando ladrones, homicidas y vendedores de droga en los barrios donde realmente se necesitan.
Reynaldo Duran.
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